La vida como en el fútbol

on viernes, 27 de junio de 2014
En esta época de fútbol, en la que todos nos emocionamos por los que ganan o sentimos la pérdida por los que son derrotados, admiramos a quienes evidencian su esfuerzo en la cancha o nos sorprendemos por resultados impredecibles y nunca pensados; conviene mirarnos a nosotros con ese ánimo deportivo.
Es un hecho que los equipos y sobretodo los jugadores que están en Brasil 2014 son ya unos ganadores. Han tenido que superar no solo las eliminatorias o clasificatorias sino que cada deportista ha tenido que sortear muchas dificultades para llegar donde está. ¡Cuántas horas de entrenamiento! ¡Cuánto sacrificio lejos! ¡Cuántas fechas importantes lejos de los seres queridos! ¡Cuántas lesiones! ¡Cuánto esfuerzo! Y así, podríamos seguir enumerando lo que significa ser un jugador de primer nivel. Y sin embargo, nosotros como espectadores básicamente presenciamos el espectáculo del fútbol.
¿Y nosotros? ¿Nos sentimos ganadores? ¿No somos también un ejemplo de superación diario? ¿Acaso no venimos esforzándonos desde hace años para conseguir nuestras propias metas? ¿Acaso no nos caemos pero luego nos levantamos ante las dificultades que se nos presentan?
Efectivamente, nosotros también estamos jugando un partido de fútbol: nuestra vida. Sin ánimo reduccionista, usemos este deporte como una metáfora. Cada jugador (valga la redundancia) “se la juega” en la cancha. Y nosotros, ¿afrontamos así cada día? ¿Nos levantamos y salimos a luchar por lo que queremos? ¿Sacamos todas las fuerzas y ponemos todo de nosotros para ser buenas personas? ¿Nos rajamos para sacar lo mejor de nosotros? Podemos elegir entre dar de nuestra alegría, y ser un elemento positivo en nuestro entorno (familia, amigos, trabajo…) o ser de los que tiran para abajo. Pensemos en un jugador en la cancha, de esos aguerridos, de esos que corren hasta el minuto 95 y se entregan de cuerpo y alma, y así vivamos cada día. No solo para uno sino para el equipo (nuestra familia, nuestra empresa, nuestra comunidad) y especialmente por metas más grandes como la alegría de un país (visión trascendente).
Pongámonos la camiseta de la vida y juguemos nuestros propios partidos, no como suplentes sino como los “Balón de oro” que somos.

Marifé Vargas-Corbacho

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